
LA IGLESIA NUEVA DE NAVAS DE ESTENA
Javier Tordesillas Ortega
Introducción
Una de las muchas consecuencias que acarreó la Guerra Civil Española fue la destrucción de infraestructuras y construcciones públicas y privadas que quedaron inservibles por todo el país.
Terminada la guerra, el gobierno de Franco debió afrontar la reconstrucción o nueva construcción de todo aquellas que eran necesarias para ir recuperando la actividad económica, administrativa, asistencial y social.
Para abordar aquella labor fueron apareciendo diferentes organismos creados por el gobierno franquista.
Ya en el año 1938 se creó el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones que poco después se denominaría Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones, cuyo objetivo era la reconstrucción de equipamientos, edificios y pueblos dañados durante la guerra.
Igualmente, en 1939 se crearía el Instituto Nacional de Colonización que dependía del Ministerio de Agricultura. A través de él se pretendía aumentar la producción agraria y para ello se impulsó la construcción de pantanos para transformar tierras de secano en regadío y se crearon nuevos pueblos a los que irían familias de colonos para trabajar en los campos.
En la provincia de Ciudad Real se crearon nueve de aquellos nuevos pueblos, el más próximo a nosotros fue Pueblo Nuevo del Bullaque, creado en 1956. Para proveer de tierras a los colonos se procedió a expropiárselas a los propietarios de las fincas La Toledana y Cabañeros y se construyó el pantano de la Torre de Abraham.
En el año 1971 el Instituto Nacional de Colonización sería sustituido por el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) que desapareció en 1995, transfiriendo parte de sus funciones al Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) y a las comunidades autónomas.
La Junta Nacional de Reconstrucción de Templos Parroquiales dependiente del Ministerio de la Gobernación se creó en 1941 y tenía como misión el reconstruir aquellos templos que habían sido dañados durante la guerra. Este organismo desaparecería en 1979.
Dado que la iglesia de Navas de Estena fue incendiada en el transcurso de la Guerra Civil y como no procedía el reconstruirla por no tener ningún valor artístico se tomó la decisión, previo acuerdo del ayuntamiento y de la Junta, de demolerla y de construir una nueva en el mismo lugar.
No hay que echar en el olvido que frente a aquel afán constructivo del régimen de Franco en las décadas de los años cuarenta a sesenta, que en algunos casos tuvo tintes de megalomanía, se debería recordar la situación que por entonces vivía la inmensa mayoría del pueblo: hambre, enfermedades, cartillas de racionamiento, represión sobre los vencidos y aislamiento internacional de España.
El arquitecto de la nueva iglesia
El proyecto y dirección de la nueva iglesia corrió a cargo de Arturo Roldán Palomo, que ejerció como arquitecto provincial del Instituto Nacional de la Vivienda y de la Diputación Provincial. Este técnico proyectó y dirigió por aquella época obras de bastante relevancia, entre las que podemos citar: el Proyecto de Viviendas en Arenas de San Juan (1939), Proyecto de viviendas en Almodóvar del Campo (1943), Proyecto Grupo de Viviendas Vicente Galiana en Ciudad Real (1943), Proyecto Urbanístico de Villanueva de Franco, actual Consolación (1949), Proyecto de Viviendas Unifamiliares del Grupo Jose Antonio y Proyecto de Viviendas Francisco Franco, ambos en Ciudad Real. Su proyecto más destacado, sin duda, fue el del Pabellón Central del Hospital Provincial (1946) en el que planteaba algunas ideas renovadoras y aplicaba criterios de funcionalidad. Dotaba al edificio de algunos espacios amplios, como lo son el gran vestíbulo y las dos galerías que conducen a diferentes servicios hospitalarios. Su planta tiene forma de U y la fachada en su parte central está cubierta de granito.
El proyecto de la iglesia de Navas de Estena lo elaboró en 1940.
Se casó con la científica María Paz García del Valle, licenciada en Ciencias Químicas e investigadora en el Instituto Nacional de Física y Química dentro de la sección de Espectroscopia.
Por su notable labor se la puede incluir merecidamente en el grupo de aquellas mujeres que en la España del primer cuarto del siglo XX hicieron grandes aportaciones en el campo de la educación e investigación de aquella época. Al casarse después de la Guerra Civil, abandonó sus investigaciones.
Arturo Roldán Palomo terminó su carrera profesional como arquitecto municipal en Madrid.
EL PROYECTO DE LA NUEVA IGLESIA
El proyecto de la iglesia de Navas de Estena lo realizó Arturo Roldán Palomo en 1940, año en que se iniciaron las obras para acabarlas en 1945.
A la hora de proyectar la iglesia se encontró con dos dificultades iniciales: la limitación de espacio y la confluencia de cinco calles en el lugar donde debía construirse.
Sin lugar a dudas, le debió preocupar bastante el sacarle partido a aquel espacio y el saber integrar el edificio en el conjunto urbano. Dado que esa plaza tiene una forma un tanto irregular, no cabía la posibilidad de construir de nuevo una iglesia de planta cuadrada o rectangular. Por fuerza habría resultado de reducidas dimensiones y difícilmente acoplada a esas cinco calles. Debía ser un edificio centrado, sin bloquear la circulación de las calles y la solución la obtuvo planteando la construcción de un edificio de planta octogonal. El proyecto se basó en construir un octógono (la nave central) dentro de otro más amplio que albergaría unas capillas. La entrada estaría bajo la torre y justamente enfrente, tras el altar mayor, un pequeño espacio prolongado hacia el exterior sería la sacristía. Las cubiertas las diseñó a dos niveles, la del espacio central sobresaliendo por encima de la circundante.
Para poder iniciar la obra primero tuvieron que derribar la iglesia antigua y la torre del reloj construida siendo alcalde el capitán Ocaña, esta última debió de estar en pie únicamente en torno a unos veinte años. También tuvieron que retirar todos los materiales que constituían los dos edificios (piedras, ladrillos y escombros).
Cuentan que cuando estaban echando abajo la torre y aún quedaba parte de ella en pie, pasaron los quintos «pidiendo la tajá» acompañados de otros jóvenes y el encargado de la obra les ofreció una arroba de vino si tiraban lo que quedaba de ella. Con la ayuda de unas largas maromas y gracias a que ya la tenían socavada un poco en su parte inferior, consiguieron el objetivo y el premio prometido. Posteriormente gran parte de aquellos materiales se reutilizaron en la obra nueva.
pLANOS DE LA IGLESIA



Cabría preguntarse si el arquitecto a la hora de proyectar la planta de la iglesia se inspiró en las arquitecturas románicas y góticas debido a las siguientes razones: por eso de adoptar como solución la planta octogonal ante el problema de espacio donde debía ubicarse, por el diseño de las capillas laterales a modo de girola, por el uso de ventanales circulares en la parte alta de la nave central que podrían simular un cimborrio y su linterna, por el empleo de pequeños arquillos apuntados y ciegos bajo las cornisas, por abrir ventanas también apuntadas, por el uso de dos niveles de cubiertas y por el empleo de contrafuertes para soportar los empujes de la nave central.
Para conectar la nave central con la lateral se abrieron arcos apuntados. Igualmente, hay que destacar que para permitir el tránsito entre las pequeñas capillas laterales también se practicaron en los muros-contrafuertes sendas aberturas con arcos apuntados. Con estas últimas soluciones se dotó al conjunto interior de mayor luminosidad y una cierta sensación de ligereza.
El acceso a la torre se hizo bajo esta, a la derecha de la puerta de entrada al templo. Por encima de la entrada quedó un espacio abierto al interior de la iglesia con otro arco apuntado, sería el coro, y desde este se terminaría subiendo a la parte superior, el campanario. En tres de sus muros se abrieron dos pequeñas ventanas en cada uno de ellos y en el cuarto, el que mira hacia el norte, se instaló un reloj.
La cubierta de la nave central en su parte interior quedaba soportada por ocho vigas y refuerzos de madera. La de la exterior también era soportada por vigas.

FACHADA PRINCIPAL

VISTA LATERAL

PUERTA INTERIOR Y CORO

CUBIERTA INTERIOR DE LA NAVE CENTRAL
NOTA: LAS CUATRO FOTOGRAFÍAS ANTERIORES FUERON TOMADAS AL TERMINARSE LAS OBRAS.
REPARACIONES REALIZADAS EN LA IGLESIA
Aunque la iglesia se terminó de construir en 1945, ya se han tenido que realizar en ella diferentes reparaciones y alguna de ellas de consideración. La primera se llevó a cabo en el año 1965, la segunda en 1977, la tercera en 1998 y la cuarta en 2018.
En la primera se repararon unos daños en los contrafuertes del frente de la iglesia, en la cubierta de la nave central y en un rincón de la nave baja, a la derecha de la entrada, que se había hundido.
Entre los años 2009 y 2010 Francisco José Cerecera Cañizares, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Castilla – La Mancha, realizó una tesina titulada «La Junta Nacional de Reconstrucción de Templos en la provincia de Ciudad Real (1941 – 1979)». En ella abordaba el estudio de las diferentes actuaciones que se llevaron a cabo en la provincia de Ciudad Real para reconstruir templos y otros edificios religiosos y construir otros nuevos. Posteriormente en 2020 presentó su tesis.
La Junta en una primera época, como ya se ha apuntado, tuvo como misión rehabilitar edificios religiosos dañados en la Guerra Civil, pero a partir del Concilio Vaticano II (1962) se le encomendó la labor de construir nuevas parroquias en aquellas poblaciones que las necesitasen como consecuencia del aumento demográfico de población y a partir de entonces en las localidades de Ciudad Real, Puertollano, Valdepeñas, Manzanares y alguna más se edificaron nuevas iglesias y edificios adjuntos.
Durante el curso de sus investigaciones Francisco José encontró en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares un expediente fechado en 1964 que contenía una solicitud para la reparación del templo que había construido la Dirección General de Regiones Devastadas en Navas de Estena. Según el informe que adjuntaba el arquitecto diocesano José Arias en el edificio se apreciaban deficiencias de importancia que podrían llevarlo a la ruina. En concreto, apuntaba como posibles causas el sobrepeso en la cubierta al haberse utilizado ladrillos macizos en su construcción y a deficiencias en los contrafuertes. El obispo Juan Arias Benet no era partidario de la reparación de la iglesia relativamente reciente y «carente de valor histórico-artístico». En una nota que remitía a Valentín Pacheco, por entonces secretario de la Junta Nacional de Reconstrucción de Templos, hacía la siguiente reflexión: «¿Es mejor gastar en una reconstrucción de resultados no garantizables pero que aprovecharía lo que sea posible, o levantar una iglesia de tipo rural, lo más sencilla posible, de nueva planta?». No se concedió dinero de la Junta Nacional, pero la iglesia acabó reparándose.
Las reparaciones se efectuaron en el mes de julio de 1965, durante ese tiempo la iglesia se cerró y las misas se celebraban en el salón de la tía Juana.
Se retiró todo el revoco del edificio porque estaba muy deteriorado (se había utilizado arena de pizarra en la mezcla con el cemento y esta se desmoronaba) y se aplicó uno nuevo de más consistencia. Para retirar bien el cemento del llagueado entre las piedras de los muros, después de rasparlo, lo frotaban con unos escobones de berecillo que confeccionó para tal fin el tío José «Bastante». Parece ser que aquello de los escobones dio buenos resultados y el cemento penetraba más.
Al quitar el revoco aparecieron dos estelas romanas en uno de los muros de la derecha del edificio, en el lado del bar de Sabas. No se les dio importancia y se dejaron allí.
En el año 1977 se repararon todos los tejados, incluido el de la torre y se sustituyó todo el suelo de la iglesia que era de baldosas pequeñas y ya bastante deterioradas. En su lugar se colocó otro de piezas más grandes y de mayor consistencia. Como el suelo original tenía una decoración en un tono más oscuro que simulaba el reflejo de las vigas del techo al instalar el nuevo se respetó la idea.
Para abordar estas obras el sacerdote recurrió a pedir ayuda económica a los vecinos y con el dinero conseguido se pudieron acometer las reparaciones necesarias.
Con los albañiles que iban a participar en las obras se organizaron dos cuadrillas, una se encargó de la reparación de los tejados y la otra de los trabajos del interior.
Cuando tenían terminado el tejado de la torre pintaron de rojo la veleta y su bola, vino el sacerdote y no le gustó aquel color. Dijo que no era un color muy adecuado para una veleta de una iglesia y que él no había visto nunca un gallo rojo. Uno de los albañiles le respondió que le podía enseñar uno que había en el corral de su abuelo. Les convenció de que quedaría mejor de negro, y así se hizo, pero el gallo se quedó con la cresta y la cola de rojo. El gallo rojo duró unas horas. El recuerdo de aquella anécdota quedó inmortalizado en una fotografía.

JOSÉ MARTÍN GARCÍA SUBIDO EN LA TORRE
Autor de la fotografía: Santiago García Ortiz
Él fue quien se encargó de reparar el tejado de la torre ¡Y de pintar dos veces la veleta!
Al observarse daños de consideración en la cubierta de la nave central en el año 1998 se procedió a desmontar la techumbre de esa parte del edificio. Como tenía doble cubierta se retiró la superior y todas sus vigas de madera, se instaló un cincho de hormigón y se colocó una estructura octogonal de vigas de hierro para que descansase sobre ella el nuevo tejado (esta sería ahora la cubierta exterior, que quedó algo más alta que la anterior). Dado que la cubierta interior no presentaba ningún daño no se realizó ninguna actuación en ella, tal y como la vemos actualmente es como se diseñó y construyó en su día. Se desmontó el tejado de la torre y se puso también otro cincho y la correspondiente estructura de vigas de hierro en ella. Originalmente todos los arquillos ciegos de los muros estaban por debajo de los aleros, ahora los de la nave central y de la torre están más por debajo. Se repararon el resto de tejados y dado que el revoco exterior presentaba algunas grietas, se consolidó en aquellas zonas que lo requería .
Como se sabía el lugar exacto donde se encontraban las dos estelas romanas, se procedió a extraerlas y se depositaron en el interior de la iglesia junto a la otra que ya se guardaba allí.
Durante el tiempo que duraron estas obras el culto se trasladó al salón de la casa parroquial.
En el año 2018 se instaló un zócalo en la parte baja de los muros interiores de la iglesia debido a la aparición de humedades.
fotos actuales




Navas de Estena, 24 de Noviembre de 2023
Javier Tordesillas Ortega



